dijous, 7 d’agost del 2008

Perfil de l'assetjador.

Hem trobat un bloc d’una teleoperadora de Girona que fa una interessant definició de l’assetjador laboral. L’adjuntem tot seguit.

Perfil del acosador laboral

Como es un acosador laboral, que perfil tiene, que lo motiva a actuar , todas esas preguntas son las mismas que nos hacemos todos una y otra vez cuando vemos como el acoso laboral se convierte en una plaga que parece difícil de erradicar aunque no imposible , he intentado localizar dentro de la información que hay a mi alcance que es y como actúa un acosador laboral.

El perfil del acosador es el de un cobarde, por lo que evita cualquier encuentro que pretenda clarificar la situación, enrocándose en su más absoluta estulticia y macabra incapacidad profesional. Asimismo, el acosador nace fruto de una revalidación del conocido principio de Peter, que una y otra vez se encarna en gran parte de los inductores del acoso moral. De manera que el trabajador acosado se encuentra repentinamente y sin saber por qué, agredido, difamado, por propios y extraños, y profesionalmente alejado de las inquietudes que le corresponden en virtud de su auténtica calidad profesional.
El acosador laboral se corresponde con el estúpido, conforme a la insuperable definición que de este prototipo de personaje social hiciese el ya desaparecido profesor Carlo M. Cipolla, en Las leyes fundamentales de la estupidez humana, que nos introduce en los esquemas del pensamiento que asiste a los estúpidos que laboral y familiarmente nos rodean de forma inevitable. El estúpido, centrándonos en el espacio laboral, es esa persona que nos causa un daño sin obtener a cambio un beneficio propio y que incluso a veces acaba perjudicándose a sí mismo, si quienes le rodean alcanzan a descubrir la catadura moral de tal personaje, lo cual doctora a estos semejantes en una acreditada estupidez a la que sólo es accesible el ser que se distingue por el matiz de su idiosincrásica imbecilidad. El maquiavélico o malvado al menos obtiene un beneficio de sus acciones, pero el estúpido tan sólo persigue el daño ajeno sin reparar si le beneficia en algo. Esa tipología de criatura es la que encontramos habitualmente en el ámbito laboral y tras la que se esconde el acosador laboral nato, cuyo fin primordial es defender su puesto de trabajo bajo el estandarte de la denigración de un tercero, en quien deposita la responsabilidad de las propias carencias.
No es que merezca lástima este estúpido, pero sí es conveniente deslindar la sublime torpeza de esta peculiar raza del género humano que tanto ha proliferado en el ámbito laboral. Profusión alimentada en tanto que quienes ostentan la competencia en favorecer su promoción han hecho caso omiso de los riesgos que conlleva minusvalorar a un estúpido, lo cual concuerda con la Primera Ley Fundamental de la Estupidez promulgada por Cipolla: 'Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo'.